sábado, 12 de diciembre de 2015

Ayer 11 de diciembre de 2015, en la fundación Miguel Castillejo, D. Antonio Cantero Muñoz presentó su libro “Belalcázar, Hinojosa del Duque, Fuente la Lancha y Villanueva del Duque a finales de la Edad Moderna”. Este libro ha sido prologado por nuestro amigo, paisano y gran periodista Francisco Javier Cantador García.
Antonio Cantero Muñoz es un licenciado en Derecho aficionado a la Historia y autor de cuatro libros anteriores a este ahora presentado. Estos son “Religiosidad Popular y Semana Santa en la Iglesia Dominicana de Doña Mencía Siglos XVI-XVIII”, “San Pedro Mártir de Verona Patrón de Doña Mencía”, “Historia de la Semana Santa de Doña Mencía” y “La Semana Santa de Trujillo durante la Edad Moderna”, además de haber participado en congresos y colaborar en diversas revistas.
De los títulos de sus libros se puede observar que el autor ha ido ampliando el objeto de su investigación, pasando de un estudio fundamentalmente centrado en su pueblo, Doña Mencía, al estudio de otras cuestiones extremeñas, región a la que pertenecía Belalcázar y que poco a poco se fue incorporando a Andalucía como explica en el libro ahora presentado.
El trabajo analiza la situación de los pueblos pertenecientes al condado de Belalcázar a finales del XVIII y se basa fundamentalmente en las respuestas dadas a un cuestionario que se enviaba a distintos pueblos, en este caso los que se integraron en la Real Audiencia de Extremadura establecida por Pragmática Sanción de 30 de mayo de 1790, siendo Rey Carlos IV. Este Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura responde a un esquema similar al del Catastro de Ensenada, del que en su momento hice algunos comentarios en mi blog “el molino de la Culebra”.

Es un libro del que recomiendo su lectura a aquellos amantes de la historia del norte de la provincia de Córdoba en general y de Belalcázar en particular y que propongo que con la colaboración del Ayuntamiento de Belalcázar, sea también presentado en nuestro pueblo.

martes, 23 de julio de 2013

Pleito de Hidalguía de Antonio y Manuel Suárez Fernández

Continuando con el sacerdote anterior me pasan una documentación sobre los padres de este sacerdote que resumo a continuación. 
En la Real Chancillería de Granada se siguió, sobre 1777, pleito de reconocimiento del estado de caballeros hijosdalgo a instancias de los hermanos Antonio y Manuel Suárez Fernández. Ahí consta que estos hermanos eran hijos legítimos de D. Pedro Suárez y de Margarita Fernández; nietos en la misma legitimación de D. Domingo Suárez y de Dª Dominga García. Bisnietos en la misma forma de D. Alonso Suárez y de Dª María García, naturales y vecinos del lugar de la Vega, concejo de Luna de Arriva, Obispado de Oviedo, montaña de León: Hijosdalgos todos notorios de sangre y casa solar como descendientes de la noble y esclarecida de ¿Rudiezno?

Se recoge en la documentación que desde el bisabuelo, en diversas ocasiones, los ascendientes de los dos hermanos hicieron constar en los diversos padrones esta condición. 

viernes, 19 de julio de 2013

Manuel Suárez y Cid (Triviño)


Transcribo una serie de notas que he tomado sobre este sacerdote, el cual aparece en unos expedientes con el segundo apellido Cid y en otros como Triviño. 
Resulta curioso que a finales del XVIII o principios del XIX llegara a Belalcázar otra persona, Bernardo García Calderón, procedente de Mirantes. Este pueblo está próximo a Villa Feliz y en un documento sobre Bernardo se dice que es de Villa Feliz. Después se corrige. Ya hablaré sobre Bernardo García Calderón y sobre sus hijos. 




Código: 313 31592
Signatura: 716/42
Serie: Órdenes
Fecha: 1810, septiembre
Legajo:93 486 31592gl

En este documento, de septiembre de 1810 manifiesta tener 26 años y pide ser ordenado diácono.
Dan información Tomás Francisco Morillo Velarde, Francisco Antonio Palomo,  Juan Jurado de Perea,


Código: 313 31601
Signatura: 716/51
Serie: Órdenes
Fecha: 1810, junio 5
Legajo:93 495 31601

Manifiesta tener 26 años, y es admitido a las cuatro órdenes y sagrado diaconado. Informan Diego Cuadrado, Antonio Molera, Juan Jurado de Perea,


Código: 313 31656
Signatura: 717/40
Serie: Órdenes
Fecha: 1810, diciembre 15
Legajo:93 550 31656

En este documento el 6 de diciembre de 1810 manifiesta ser cura párroco de la Granjuela y pide ser admitido al presbiterado. Informan Tomás Francisco Morillo Velarde, Francisco Antonio Palomo, Juan Jurado Perea

Código: 313 31089
Signatura: 708/58
Serie: Órdenes
Fecha: 1809, septiembre 8
Legajo:92 310 31089

En este documento consta que está admitido a Grados y Epístola. Informa Diego Quadrado, Antonio Molera, Roque Castellano y Juan Jurado. Hay una carta en la que manifiesta que había sido declarado tres veces inhábil para el R. Servicio, pero que por una denuncia de envidiosos tuvo que entrar a servir por más de cinco meses, hasta que su comandante experimentó que la inhabilitación era legítima. Pide, dada la indigencia de su familia, que se le nombre nuevamente pasante.

 Código: 313 30021
Signatura: 689/08
Serie: Órdenes
Fecha: 1806, diciembre 10
Legajo:90 139 30021

Con veinte y dos años pide al obispo, sin haber recibido órdenes algunas del estado eclesiástico, que le conceda las órdenes que tenga a bien.

Consta copia de la partida de bautismo certificada por D. José Manso y Pérez el dia 14 de noviembre de 1806:
 “En la Iglesia Parroquial de Sr. Santiago de esta villa de Belalcázar en trece días del mes de octubre de mil setecientos ochenta y cuatro, yo D. Andrés Bravo y ¿Luenzo?, cura de ella bauticé solemnemente y puse los santos oleos, a un niño que nació día once del mismo a las cuatro de la mañana, a quien puse por nombre Manuel Antonio de Jesús, hijo legítimo de D. Antonio Suárez y de Juana Cid Triviño su mujer; aquel natural del lugar de Villa feliz de Sena Obispado de Oviedo; abuelos paternos D. Pedro Suárez y Margarita Fernández, naturales y vecinos que fueron de otro lugar; materno Francisco Cid Triviño y María Candelas, naturales de esta villa, fueron sus padrinos D. Manuel Suárez y Inés Moreno; advertiles el parentesco espiritual que habían contraído y más obligaciones, siendo testigos José García y Juan Antonio Melganesso vecinos de esta villa y lo firma: Andrés Bravo y Luenzo”
En la misma certificación consta copia del libro de confirmaciones, donde aparece inscrito con el siguiente literal: “Manuel Antonio hijo de D. Antonio Suárez y Fernández y de Juana Cid Triviño”

Archivo seminario conciliar de San Pelagio
Serie: Informaciones
Legajo: 40
Signatura: 137/04
Fecha: 1798

Información de D. Manuel Suárez y Triviño, natural de la villa de Belalcázar, año 1798
Comienza este legajo con la certificación de la partida de bautismo expedida por D. José Manso Pérez, el día doce de septiembre de 1798. Es la misma partida que la de Manuel Suárez y Cid, por lo que resulta que ambos son la misma persona.

Viene el interrogatorio de testigos, en el cual la pregunta 9 es “si saben, que el dicho pretendiente es mozo virtuoso, quieto, recogido, de buena vida, y fama, y honestas costumbres, no jugador, pendenciero, ni amancebado, que no tiene enfermedad oculta, o contagiosa, que le pueda impedir el vivir con los demás collegiales, y si es tan pobre que verdaderamente no tiene con que sustentarse en los estudios, ni quien lo socorra, y sustente”. Se responde: “y que es pobre, que verdaderamente no tiene con qué sustentarse en los estudios ni quien lo sustente y socorra”.

El interrogatorio es de fecha 18 de octubre de 1798. Entonces ya ha muerto la madre. El primer testigo, Andrés Luengo, dice que no había conocido a Margarita Fernández, pero sí a D. Pedro Suárez, su abuelo paterno. Otros testigos son Andrés Bravo, Juan Bravo Limón, Francisco Torrero, Diego Cuadrado, Francisco Delgado Murillo, Manuel de Medina Aranda, Juan García Ruiz, Antonio Castellano, Manuel Caballero, Juan José Ruiz Pérez, José García de la Gila. Todos coinciden en que han conocido a D. Pedro Suárez, pero no a Margarita Fernández.
D. Luis de Cárdenas, Juan … Arévalo, Francisco Múgica, Juan Thomás … de Mora juran que los anteriores testigos son de honradez cristiana…

El abuelo materno había muerto hace cuarenta años y la madre hacía doce años. Los abuelos maternos son de Villa Feliz y los paternos de Belalcázar. El padre era de Villa Feliz.  


lunes, 4 de marzo de 2013

El terremoto de Lisboa de 1755


El 1 de noviembre de 1755 se produjo el conocido como terremoto de Lisboa de efectos devastadores. Sobre este terremoto la dirección general del instituto geográfico nacional ha publicado una monografía de D. José Manuel Martínez Solares (NIPO: 162-01-017-1; ISBN: 84-95.172-26-7; ISSN: 0213-1749; Depósito legal: M. 40.273-2001) en la que, en un apéndice, se transcriben los documentos del Archivo Histórico Nacional que se refieren a este fenómeno.
Recojo los pasajes que hacen referencia a Belalcázar:

1.- Juan Castellano y Villena informa de lo ocurrido en Belalcázar:

[159] BELALCÁZAR (Córdoba)
Muy Señor mío:
En satisfacción del Orden de V. S., motivado del que V. S. ha tenido del Señor Gobernador del Real Consejo de  Castilla, sobre querer S. M. (que Dios guarde) saber los efectos que causó el terremoto el día 1.o del próximo pasado mes, en los pueblos donde se experimentó, debo decir a V. S.:
Que en esta villa de Belalcázar (sin haber precedido fenómeno que lo anunciase) siendo a la hora de tercia, se sintió un rumor subterráneo profundo, como el que hace un coche que rueda por el empedrado, y comenzaron a temblar los edificios, cuyo progreso duró de nueve a diez minutos, sin haberse experimentado otra ruina que de la de haberse caído algunos pedazos pequeños de la media naranja de la Capilla mayor del convento del Señor San Francisco, extramuros  de esta villa, y de la bóveda del coro algunos ladrillos, abriéndose también una pared de la capilla del Sagrario de dicho convento. Esto originó el primer temblor, que pasado, repitió con menos fuerza y duración. El agua del pilar común, que es bastante largo y ancho, saltó como media vara, y se vertió.
Ha repetido en diferentes días y noches, empero muy ligero.
No ha padecido fábrica alguna del pueblo, ni otra cosa.
Esta es la noticia que puedo dar a V. S. para cumplir con su Orden a la que quedo con el mayor respeto.
Nuestro Señor guarde a V. S. los muchos años que deseo.
Belalcázar, y diciembre 16, de 1755.
Besa la mano de V. S. su mayor servidor y más atento,
Juan Castellano y Villena
Señor Don Bernardo de Torrejón y Belasco; muy Señor mío. [= Corregidor de Trujillo, quien lo remitió el 18-I-1756]. (3.173)

2.- A continuación transcribo el oficio de remisión de este informe por el corregidor de Trujillo:

[877] TRUJILLO (Cáceres)
Trujillo, 18 enero 1756.
El Corregidor.
Ilustrísimo Señor:
Señor:
Viendo que de los pueblos de alguna consideración de este Partido no han enviado sino cuatro de ellos esos informes sobre el asunto del temblor de tierra, he tenido por conveniente remitírselos a V. S. I., como lo haré si vinieran otros.
Nuestro Señor guarde a V. S. I. muchos años, como siempre se lo ruego.
Truxllo
[= Trujillo], a 18 de enero de 1756.
Ilustrísimo Señor:
Besa la mano de V. S. I. su mayor y muy reverente servidor,
Don Bernardo de Torrejón y Velasco
Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena, Presidente de Castilla.
[Remite los informes de Belalcázar, Hinojosa, Puebla de Alcocer y Siruela].

3.- Luis Godín hace el relato en francés de lo ocurrido en Cádiz, en un documento extenso que cuenta también lo que ocurre en otras partes. Copio lo escrito sobre Belalcázar y su traducción, aunque no parece coincidir con lo que verdaderamente ocurrió.

On ecrit de Belalcasar que l’Eglise s’enfonça tout d’un coup jusqu’au toit, et que le monde qui la remplissoit se sauva par les fenestres et clairevoyes, se trouvant en suite sur le terrein au niveau du comble.

Se escribe de Belalcázar que la Iglesia se hundió de repente hasta el tejado; la gente que la llenaba se salvó por las ventanas y claraboyas, encontrándose luego sobre el terreno al nivel del desván.

4.- Alberto de Suelbe cuenta lo ocurrido en Córdoba y nombra también a Belalcázar:

Y repartidos conmigo y mis tenientes, pasamos a reconocer los edificios que amenazaban ruina, y a dar las providencias conducentes a preservar el vecindario, habiendo hecho impedir, por el Bando, que rueden por las calles coches, carros ni carretas, y desocupar las casas inmediatas a la torre de la Catedral, y las que podían padecer junto a las de San Lorenzo y Santa Marina.
Y he providenciado la demolición de lo más preciso de todas las paredes externas, que se han encontrado, desprendiéndose con arreglo al dictamen y declaraciones de los alarifes, de que no he cesado corriendo la ciudad a pie y a caballo, por haber sido preciso reconocer todas sus calles, y continuaré dando las demás providencias oportunas al asunto.
De los pueblos circunvecinos van llegándome noticias de iguales estragos, como son los de Santaella, Possadas [= Posadas], Almodovar [= Almodóvar del Río], Bel-Alcazar [= Belalcázar], Carpio [= El Carpio], Morente, y otros. Pero no siendo formales por las Justicias no puedo aseverarlas a V. I. a quien doy cuenta de este suceso para su inteligencia, y que me mande lo que sea más del Real agrado.
Dios guarde a V. I. muchos años.
Córdoba, 6 de noviembre de 1755.
Ilustrísimo Señor:
Besa la mano de V. I. su más reconocido atento servidor,
Alberto de Suelbe
Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena.

5.- Nuevamente en el relato sobre lo ocurrido en Hinojosa nos encontramos una descripción de lo ocurrido en Belalcázar. Transcribo íntegro el informe de Hinojosa:

[411] HINOJOSA DEL DUQUE (Córdoba)
RELACIÓN que yo, el Licenciado Don Pedro de León y Blasco, Abogado de los Reales Consejos, Corregidor y  Justicia mayor de esta villa de Hinojosa [= Hinojosa del Duque] y Condado de Belalcázar, doy de lo acaecido en el temblor sucedido el día primero del mes de noviembre próximo pasado, en cumplimiento de la Orden del Señor Corregidor de la ciudad de Trujillo, en cuyo Partido se prende esta villa, la de Belalcázar y la de Villanueva del Duque. Su fecha 2 de este mes. Es, a saber:
* En el día 1 del mes de noviembre, como en horas de las diez y media de la mañana, se sintió terremoto en esta  villa, que duró como 10 minutos. Y se observó que corría aire cierzo, se movían los suelos, paredes y edificios y,  especialmente, la torre de la Iglesia parroquial, que se vio cimbrearse como si fuera una palma, pero quedó derecha como antes estaba.
* En las fuentes y pozos se experimentó y observó alborotarse y subir las aguas de su estado natural.
* No hubo ruinas de casas, ni en los demás edificios, a excepción de la dicha Iglesia parroquial, que se quebrantaron las dos naves de los costados y los arcos; y asimismo la portada de la Iglesia del convento del Señor San Diego, de religiosos de Nuestro Padre San Francisco, como también padeció el mismo quebrantamiento toda la ermita del Santísimo Cristo de las Injurias, que está situada en un cerro a la vista de este pueblo, pero no se arruinó, y no hubo muertes ni heridas en personas, ni animales.
* No se previno ni advirtió señal que antes anunciase dicho terremoto, y también repitió éste, en el mismo día, a las 2 de la mañana del día siguiente.
* Y después, en diferentes días y horas, del dicho mes, ha repetido aunque no ha sido tan fuerte como el primero.
* Y no ha sucedido ruina ni acaecido cosa notable que poder noticiar y poner en esta Relación.
* En Belalcázar, distante una legua de esta villa, a la misma hora sucedió el mismo temblor o terremoto y el arco toral de la Iglesia parroquial de dicha villa se abrió y abierto se mantiene. Y la Capilla mayor del convento de San Francisco de ella, padeció bastante quebrantamiento pero no hubo ruina de casas y los edificios ni otra cosa notable.
* Y lo mismo sucedió en Villanueva del Duque, aunque no se dice que su Iglesia parroquial padeciese quebrantamiento ninguno, aunque la he visto y reconocido.
Es cuanto se debe exponer en esta Relación, que firmo en la villa de Hinoxosa [= Hinojosa del Duque] , a 17 de  diciembre de 1755.
Licenciado Don Pedro de León y Blasco
[Remitido por el Corregidor de Trujillo , el 18-I-1756]


(La foto está tomada del blog del ayuntamiento de Belalcázar: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYgsKzNnNNTjsLyQMOcc8qxAKOjvaSK8XYzoBOWewjcuP1hn2FCwoZlZ0m4wXCK0ABm4PV26veDtyIY9ooZ7-YU0HtNRwsejhYjzVIjxvJKGoe8RIW3MoSHHlEdJcR_DaR9qjqZ244L2p5/s1600/Imagen27+%5B1600x1200%5D.jpg )

martes, 21 de agosto de 2012

Casa de la Administración de los Osuna


Dejo un enlace a un documento que me llamó la atención hace algún tiempo porque pienso que la casa a la que se refiere es la del solar en la que después se construyó la casa de la Administración, primero de los duques de Bejar, después de Osuna por unión de los títulos, y por último de los marqueses de Casariego.


Este documento es la copia de una escritura de venta de una casa sita en la calle Larga y que lindaba por la derecha con la de Antonio Ruiz Brabo, y por la izquierda con la de Gabriel Delgado Murillo, yerno de Francisco Antonio Palomo; fue otorgada por María Joaquina de Arévalo, viuda de Agustín Sendín, a favor de la Excma. Señora Condesa Duquesa de Benavente, por precio de doce mil reales de vellón, ante José María Barastegui, escribano público de la Villa de Belalcázar, en 30 de Septiembre de 1814. La representación de la Condesa Duquesa la ostentaba el Administrador D. Leandro Gil López y fueron testigos de esta venta Juan Jurado Vélez, Benito Blanco y Manuel ¿Urbinas?, vecinos de esta Villa de Belalcázar. Cuando el escribano firma lo hace como José María Ruiz de Berastegui.


La copia se expidió a instancia de D. Dionisio de Trucios como Administrador de la Excma. Sra. Condesa Duquesa de Benavente, por D. Manuel Colmenero Martínez, el nueve de junio de mil ochocientos dieciocho.

A continuación de la escritura de venta nos encontramos con una instancia de María Joaquina de Arévalo donde, por haberse extraviado los títulos y escrituras de propiedad de esa casa, pide que se admita una información de testigos tendente a acreditarla. La firma, además de Joaquina, Ramón Martínez, en calidad de abogado.

           El examen de los testigos lo realiza el abogado del colegio de Sevilla, Juan María Domino.  Lo fueron Pasqual de Muxica, Juan de Medina, ambos con el segundo apellido ilegible, y Antonio Ruiz Bravo.

            

domingo, 27 de febrero de 2011

Belalcázar en 1886 según planos de entonces

En 1886 los topógrafos Luciano de Pablo, Evaristo Rodríguez y Eduardo Rodríquez levantaron, a escala 1:2000 y para el Instituto Geográfico y Estadístico, los planos callejeros de Belalcázar. Estos trabajos debían estar dentro de un plan nacional, pues el trabajo realizado era comprobado por el Jefe de Brigada, revisado por el Jefe de los trabajos de la Región (la región era Córdoba) y por último aprobados por el Director General del Instituto Geográfico y Estadístico.

El pueblo, ahora un poco más grande que entonces en extensión, sigue conservando el nombre popular y en ocasiones oficial, de la mayoría de las calles.

Así nos encontramos la calle de la Iglesia, calle Sevilla, calle de Medina, calle del Santo, calle D. Alonso, Santa Ana, las cuales conservan el mismo nombre. La calle Santa Bárbara se sigue llamando así, aunque ahora el final de la calle se ha segregado y se llama calle de la Cruz.

De otras muchísimas, aunque han cambiado el nombre, son conocidas por el antiguo, y de hecho, al preguntar por el nuevo nombre, no se la conoce hasta que alguien cae en aquel, resultando entonces conocida por todos. Voy a poner aquí los nombres de esas calles que me resultan familiares, aunque puede que alguno no los conozca ya y ponga después como olvidados nombres que otros sí tengan por familiares.

Así teníamos las calles del Puente, Prado, Corredera, Nueva, San Pedro y su plaza, Consolación, calleja de las Aguas, calle del Sol, del Cerro, calleja de los Bernardos, calle Larga, Barba, Cuchillada, Empedrada, Traviesa, y por último la calle Fragua, que pienso que para muchos sí estará olvidada pues hace muchísimos años que no la oía. Esta última es la calle de Soto Alvarado.

Nombres cambiados y más olvidados tienen las antiguas calles del Pilar (Séneca), Cristo (Frailes), callejón del Pollo (calleja de D. Arturo), calleja de Dª Ana (calleja de D. Simeón, ¿o´Donnel?), calle Cosme ( Fray Ramírez Arias), Cruz Verde-probablemente llamada así por una cruz que se encontraba en el cruce de esta calle con Consolación, Nueva y Corredera-(Alcantarilla), Realejo (O´Donnel) la calle Fuente Vieja (que es la calle del Pozo y no la actual calle Fuente Vieja),

Aunque la actual plaza del pueblo era la plaza de la Constitución, como ahora, lógicamente se refieren a constituciones diferentes.

En el Marrubial estaban la calle del Mentidero (Palafox), Muralla (Sor Felipa de la Cruz), San Francisco, nombre conservado pero que pongo aquí y no arriba para recoger todas las calles que entonces existían al ese lado de la carretera, la calle de la Fuente (General Álvarez de Castro). Y para llegar allí se cruzaba por el puente de San Francisco.

En los planos aparecen sin nombre las calles de la Soledad, Gonzalo de Córdoba, San Antonio y Velázquez. Probablemente estaban recién edificadas, estando también en construcción dos solares en el Marrubial.

He dejado para el final la actual calle de Sebastián de Belalcázar, también conocida como calle del Pilar, aunque en aquel tiempo la calle del Pilar era otra, como recojo arriba. Esta calle se llamaba del Palacio. Aunque puede que traiga su nombre del hecho de que por ella se llega al palacio renacentista del castillo, voy a contar lo que en su día me contaron.

Bajaba por el callejón de D. Simeón y mi acompañante me relató lo oído de D. Luis Delgado. Vino a decirme que allá por el siglo XVI o XVII estaba prevista la construcción de un palacio para una tal condesa o marquesa Isabel. Ese palacio podía ser una mezcla de casa, convento y hospital y se ubicaría en la manzana que se encuentra entre el paseo y la calle D. Alonso. Ayer, sin ir más lejos, se lo comenté a D. Claudio, el cual también se lo había oído a D. Luis, e incluso me afirmó que se habían llegado a comprar los terrenos para su construcción, pero tampoco tenía más datos. No se sabe si se llegó a construir. Por eso me ha surgido la duda de si efectivamente iba a ser construido allí o quizás la calle del Palacio recibiera su nombre del palacio de la condesa Isabel.

domingo, 13 de febrero de 2011

La estela de Belalcázar

El otro día visité, con ocasión de la inauguración de su ampliación, el Museo Arqueológico de Córdoba. La estela de Ategua me recordó que Juan F. Murillo Redondo publicó en 1994 en el número 5 de Anales de Arqueología Cordobes, de la Universidad de Córdoba, un artículo titulado “La Estela de la Ribera Alta (Córdoba): Consideraciones en torno a las estelas decoradas con escudo, espada y lanza”. En este artículo recoge entre otras, varias estelas halladas en el río Zújar, en el término del Viso; la estela de Vega del Guadalmez; la Estela de la Berfilla…. Las cito por la proximidad a Belalcázar, sobre todo una encontrada en el Madroñiz. Pero la que interesa ahora es la que llama la estela de Belalcázar. Reproduzco lo que cuenta sobre ella:

“Publicada por Enriquez-Celestino (1984: 243), se halló en la Vega del río Guadamatilla, afluente del Zújar, a unos 10 km. al SW. del yacimiento de El Madroñiz y a 6 km. del ubicado en el Cerro del Castillo de Belalcázar. Se aprecia una figura, femenina a juzgar por la representación de los senos, captada en la típica actitud de las estelas de guerreros, con los brazos paralelos al tronco pero separados de él. Se le han detallado las manos y los pies, y su pequeña cabeza aparece cubierta por una especie de tocado de gran tamaño, de forma semicircular compartimentada por trazos radiales. Los descubridores interpretan como hacha enmangada en un astil (¿) un trazo angular situado bajo la mano derecha.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Tercera guerra carlista







La tercera guerra carlista transcurrió entre 1869 y 1875 y se desarrolló principalmente en el norte de España. Esto no impidió que fuera habitual que partidas carlistas bajaran hasta Andalucía e hicieran incursiones por nuestra región y comarca.



Por otro lado, en 1870 se crearon los registros civiles. Sin embargo, el de Belalcázar empieza en 1874. La razón de ello es precisamente por el paso de una partida carlista por esta localidad, lo que ha quedado reflejado en el asiento de apertura del primero de cada uno de los libros del Registro Civil. Estos son tres libros, el de matrimonio, el de nacimientos y el de defunciones. Aquí transcribo el asiento de apertura del libro de defunciones, siendo exactamente igual los otros dos, con la diferencia, claro está, que cuando se refiere al propio libro se hará constar defunción, matrimonio o nacimiento, según sea el caso:



“Se acuerda por la presente que habiendo penetrado en el día de ayer en la villa de Belalcázar una partida carlista fuerte de seiscientos a setecientos hombres al mando del titulado general Amador Villar y otros obligaron al Juez municipal de dicha villa a que les entregaran todos los libros y documentos pertenecientes al registro civil de la misma, lo que mandaron quemar en la plaza pública y sobre cuyos hechos se ha seguido causa criminal en este Juzgado de Primera Instancia sin haberse salvado de la expresada quema más que el libro segundo de los destinados a la sección de matrimonios. En su consecuencia dicho Juez Municipal ha presentado este libro o cuaderno compuesto de doscientos cuatro folios útiles con objeto de que se destine a la sección de Defunciones de la precitada villa, cuyo libro llevará el libro primero y en él se irán consignando las inscripciones que ocurran de dicha clase en lo sucesivo, y al efecto ha sido sellado en todos sus folios con el de primera instancia de este juzgado verificándose la apertura según lo dispuesto por la Dirección General de los Registros civil y de la propiedad y del notariado en su circular de 28 de noviembre de 1870 y de 12 de junio de 1871 y demás disposiciones vigentes para todo lo cual y por virtud de la causa expuesta ha presentado dicho Juez Municipal este referido cuaderno, extendiéndose la presente diligencia que firma el Sr. Juez de primera Instancia, el referido Juez Municipal conmigo el Secretario lo que certifico, en Hinojosa a 24 de marzo de 1874.”



Siguen las firmas del Juez de 1ª instancia, Pedro Jiménez; el Juez Municipal, Francisco Morillo y el Secretario, Manuel Herrador.



En esta dirección se puede encontrar un artículo bastante extenso sobre Amador Villar. Relata las incursiones que hizo por Badajoz y Ciudad Real en medio de las cuales entró en Belalcázar. Sin embargo, esta entrada no la cita. Es curioso que este hombre parecía entretenerse en quemar los libros de los registros civiles. Sería porque tenía frío y no sabía que aquí tenemos leña de encina.



http://tematico.asturias.es/cultura/ridea/ConsultaBoletines/PDFs/086-06.PDF



Aquí añado un enlace a las fotos del asiento de apertura del libro de defunciones del registro civil de Belalcázar. Las fotos están oscuras pero cuando se aplica el zoom se leen perfectamente.



http://picasaweb.google.es/agarfe/AsientoAperturaRegistroCivilBelalcZar



Belalcázar en 1779








COMPENDIO HISTÓRICO Y GENEALÓGICO DE LOS TÍTULOS DE CASTILLA Y SEÑORÍOS ANTIGUOS Y MODERNOS DE LA CIUDAD DE CORDOVA Y SU REYNO.







En el que se aumentan los que omitieron don Josef Berni y don Antonio Ramos pertenecientes a aquella ciudad y su provincia, corrigiendo las equivocaciones de otros autores y errores de otros desde su conquista.

Compuesto por don Tomas Márquez de Castro, natural de la misma ciudad y administrador por S. M. de rentas provinciales de los partidos de Mollina y el Humilladero, jurisdicción de la de Antequera.



Quien lo dedica a (en blanco).



Edición y estudio preliminar por José Manuel de Bernardo Ares.

Colección de estudios cordobeses. (Excma. Diputación provincial de Córdoba. Servicio de Publicaciones.) ISBN: 84-500-4868-O



El manuscrito se terminó de escribir en 1779.



8. Belalcazar …………Condado

La villa de Belalcazar dista quinze leguas al norte de Cordova y una de Hinojosa en Sierra Morena. Tiene seiscientos vezinos, una parroquia, un convento de religiosos y otro de religiosas. Se llamó en lo antiguo este pueblo Gahete, como es notorio en historias y escrituras. Una se conserva en el archivo de la Catedral de Cordova otorgada en 1." de julio, era de 1310, año de 1272, por los clérigos de la Iglesia de Gahete a fabor del obispo y cavildo de ella.

Por los señalados servicios que hizo don Gutierre de Sotomayor, maes­tre de la Orden de Alcántara, el señor rey don Juan el 2.° le hizo merced, entre otros pueblos, de Gahete, y haviendola reedificado y hecho de nue­vo su fortaleza le mudó el nombre llamándole Bello Alcázar, corrompido después en Belalcazar. Como era este pueblo y los demás de su cercanía, de que dicho señor rey le hizo donación, de la jurisdicción de Toledo, hizo aquella ciudad fuerte resistencia, para que no tomase posesión de ellos el maestre, alegando haverlos comprado y por bienes propios suyos, sobre que se siguió pleito que duró muchos años, pero al fin se setenció a favor de los succesores del Maestre. Todo lo qual, sus valerosos hechos y descendencia consta en la Coránica de las Ordenes Militares. Fue 1.° conde de Belalcazar por merced del señor rey don Enrique 4.° del año de 1466 don Alonso de Sotomayor, hijo del Maestre y de doña Isavel de Hinestrosa, hija del comendador mayor don [112] Lope Alvarez de Hinestrosa, pues aunque Rades en su Coránica le da diversa madre, por un manuscrito antiguo que he leido se verifica ser la referida, madre del 1.° conde.

Fue ultimo poseedor varón de este condado, como descendiente lexiti-mo de don Francisco de Sotomayor, 5.° conde de Belalcazar, y de doña Teresa de Zuñiga y Guzman su muger, 3.° duquesa de Bejar; don Joachin de Zuñiga y Sotomayor, duque de Bejar, conde de Belalcazar, etc. Y por su fallecimiento en el año de 1777 recayó este estado en la actual condesa de Benavente, por representación de su segunda abuela doña Manuela de Zuñiga, hermana de don Manuel López de Zuñiga, duque de Bejar, y muger de don Francisco Casimiro Pimentel, conde de Benavente.

(El autor cita con frecuencia a Luis de Salazar y Castro y a Andrés de Morales.

Carta de un emigrante a Indias






CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS

Autor

OTTE, ENRIQUE

Editor

ORGANISMOS OFICIALES DE LA ADMINIST

Isbn

8450578035

Clasificación

Historia de América









348.

El bachiller Jiménez Cuadrado a su cuñado Alonso de la Torre, en Belalcázar.

Cartagena, 28.IV.1590

Sebastián, hijo de Clara Jiménez, me trajo una carta suya, y me holgué de saber de su salud y de la de mi hermana, y de lo que en esos negocios del puerto habían pasado. El me ha contado lar­gamente lo que ha habido acerca del patronazgo, y pues Nuestro Señor quiso llevarse a nuestra hermana, no quiero que Diego de Medina goce más de mis casas, sino que se arrienden, y le echen de ellas. Al padre Morgado le escribo sobre ello, y lo que valiere el alquiler se dé a mi tía Marina Morillo, y tendrán cuidado de acudir al padre Morgado, para que lo haga, que por hacerme mer­ced tendrá este cuidado. Mucho me holgué le diese los ochenta pesos Alonso de Benavides; él lo hizo como me lo prometió, y yo fié de él. En esta flota envío con Gaspar de Perales, mercader, grande amigo mío, ciento y cincuenta ducados, de los cuales envío dos conocimientos para que se cobren. Va pagado de esto los derechos y averías y de todo lo demás que podía pagar. Y así se los ha de dar sin faltar blanca, como lo dicen los conocimientos. Estos envío, porque me escribió está imposibilitado para poder venir. Con esto se despachan luego, y gastarán lo que fuere necesario para su venida, la cual pongan por obra luego y se vengan, porque lo deseo mucho. Gaspar de Pe­rales lleva muy encomendado y encargado, si hubiere menester alguna cosa más para su venida, lo dará. Y así acudirán a él cuando se vengan a Sevilla, que él lleva orden mía de ayudarles lo que fuere menester. Y esto se haga en esta primera flota. Y pues saben, como se lo tengo avisado, que yo no puedo ir a España, porque, como eché la mayor parte de mi hacienda en casas y otras que labré, no me es posible venderlas, si no es con mucha quiebra de lo que me han costado, y demás de esto parece que ya yo estoy aquí asentado, y me hallo bien. Deseo, hermano, verle aquí con mi hermana, tanto que me parece que no los he de ver. Y aquí no tengo ningún pariente, aunque ten­go muchos amigos, y tengo necesidad de persona que mire por mi hacienda y por mí; porque estoy cansado, y querría quitarme de cuidado. Sebastián es muchacho, y no es para lo que yo lo he me­nester. Tiene dos negros, que andan a jornal. Parece virtuoso, no sé lo que será delante.

Podrán vender el colmenar, porque no es hacienda para dejarla encomendada a nadie, y re­cogerá lo que más pudieren, para emplearlo. Y si pudiere traerse consigo alguno de los hijos de mi prima Marina Sánchez, lo procuren, cuando saquen licencia en Madrid. También la pueden pro­curar para él, y si sus padres no tuvieren que darle para el viaje, ayúdenle en lo que pudieren. Y le ruego no me escriban con ninguno de Belalcázar, porque me tienen tan enfadado y cansado, que aunque el hombre hace lo que puede por ellos de tenerlos los ocho y los quince días en su casa, son tan desvergonzados algunos que piensan estarse un año, y si les digo algo, se enojan de manera que recibo pesadumbre, y para quitar esto no hay para qué encomendarme a ninguno. Tenga cuenta con tiempo de acudir a Sevilla y de hacer el despacho y lo que han menester, y acudir a Mi­guel Hurtado y al señor Perales, corno tengo dicho. Y no envío más de esos ciento y cincuenta du­cados, porque no ando muy sobrado de dineros. Que con aquella venida del inglés perdí mucho, porque me derribaron unas casas, y me cupo una buena cantidad de lo que se le dio, y aún tomé parte de ello prestado, y lo he ido pagando, porque le certifico me costó más de nueve mil pesos la burla. Y por esto no envío a mi tía nada; hacerlo he con la primera flota.

A todos les beso las manos, y al señor Juan de la Torre, su padre, y a mi hermana me enco­miende, y le diga no reciba pena de dejar su tierra y deudos, pues viene con él y a estar en mi com­pañía, que, placiendo a Dios, acá nos avendremos bien. Cristo con todos. De Cartagena, y de abril 28 de 1590

el bachiller Jiménez Cuadrado

(A Alonso de la Torre, mi cuñado, en la villa de Belalcázar). (I.G. 2099)

lunes, 16 de agosto de 2010

El Quijote, Cervantes y Belalcázar, ¿leyenda?


El Quijote, cuya primera parte es de 1605, está dirigido por Cervantes (1547-1616) al Duque de Béjar, Marqués de Gibraleón, Conde de Benalcázar y Bañares, Vizconde de la Puebla de Alcocer, Señor de las villas de Capilla, Curiel y Burgillos. A partir de ahí surge el mito y se dibuja a Cervantes leyendo en la biblioteca del palacio renacentista su obra al conde de Belalcázar. Y ampliando el nexo de Cervantes con Belalcázar hay quien sostiene que lo escribió en la ermita de Consolación. Probablemente ni un dato ni el otro sean ciertos. Pero buscando la relación de Cervantes con Belalcázar, un amigo me pasó el otro día un artículo publicado en el número 33 de Toletum, publicado en 1955 y cuyo autor es José Gómez Menor-Fuentes, numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo a la que pertenece dicha revista. En “La oscura genealogía de Cervantes” http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/ceclm/ARTREVISTAS/Toletum/tol33/toletum33_gomezoscura.pdf
se recoge que este sirvió algún tiempo al arzobispo de Tarragona, D. Gaspar de Cervantes, natural de Trujillo y al que apunta como posible pariente de aquél y del que dice que “el apellido de su padre era de Gahete, derivado del pueblo extremeño de igual nombre”. En resumidas cuentas, que D. Miguel de Cervantes, de origen cordobés precisamente por la rama Cervantes, es posible que tuviera algún ascendiente de Gahete. Ya sé que improbable, pero un dato más para la leyenda.
Y este mismo amigo me facilita el enlace a una página de genealogía  http://es.rodovid.org/wk/Portada  donde se corrobora este dato. Ahí se recoge que Gaspar Cervantes de Gaete, muerto en 1576, es hermano de Leonor González de Gaete, casada con Francisco Ortiz. Hija de Leonor (otra hija casa con Pedro de Valdivia) y por tanto sobrina del arzobispo, que tenía el título de cardenal por concesión de Pio V, es Catalina Ortiz de Gahete que nace en Belalcázar en 1510, casando en 1525 con Lorenzo Suárez de Figueroa, naciendo de este matrimonio Diego Suárez de Figueroa, alcaide del castillo de Belalcázar.
Como se verá, yo no digo nada y me limito a transcribir datos citando la fuente. Cada cual que saque sus conclusiones.

A raiz del catastro de Ensenada

En el libro de difuntos de las monjas de Santa Clara, según recoge Molinero Merchán en su libro fantasma, aparece Madre Mª de San Cayetano, fallecida el año 1768, hija de Alonso Arévalo Escobar y Magdalena Díaz Pérez de Belalcázar. Consta que sus padres eran nobles.
Por su parte, en las Respuestas a las Cuarenta Preguntas del Catastro de Ensenada sobre Belalcázar, se recoge que para la elaboración de este concurrieron entre otros, Alonso Joseph de Arévalo y Escobar, alcaide del castillo y regidor decano por el estado noble, Gaspar Palomo de Medina, regidor por el estado general y D. Ignacio de Arévalo y Escobar, vecino de la villa, nombrado por el Ayuntamiento como de la mejor opinión, autoridad e inteligencia.
De tal forma que el alcaide del castillo debía ser el padre de Madre María de San Cayetano y D. Ignacio de Arévalo su tío. A su vez, Ignacio de Arévalo era el propietario de la casa situada en el número 2 de la calle Larga y se la debió vender a un hermano de Gaspar, Pedro Gregorio Palomo de Medina, dato que no tengo contrastado por la puñetera razón de que sacar una certificación completa del registro me costaría más de mil duritos del ala, o sea, veinte mil reales, y en estos tiempos de crisis no se puede uno arriesgar a que tras el gasto, no sea de ahí de donde salió la información.
Pues resulta que Pedro Gregorio Palomo de Medina, casado con Juana Tocado Bravo, tuvo una nieta, Jerónima Jurado Palomo, a la cual, en plena juventud le tocó vivir la guerra de la Independencia. Y por ello la conocemos como la Emparedá, ya que en la cámara de la casa de la calle Larga se le hizo un cuarto al que se accedía por una gatera. Cuando los franceses entraban, se escondía en ese cuarto para que no la vieran y se ponía un mueble delante de la entrada.
Y ya para terminar, también comentaré que de otra nieta, esta vez de Gaspar y apellidada como él, Palomo de Medina, se conservan sus restos en el cementerio de Belalcázar.
De estas dos mujeres hay numerosa descendencia en Belalcázar, muchísima de ella desconocedora de este dato.

La cruz de los muertos.




Sobre la cruz de los muertos, situada en la salida de Belalcázar en dirección al cementerio, he encontrado dos textos. El primero recogido en “I jornadas de la Real Academia de Córdoba en Hinojosa del Duque” del año 1994, corresponde a una comunicación de Esteban Márquez Triguero. El segundo publicado en la revista de feria del año 2001 y escrito por Claudio Rodríguez.

Márquez Triguero clasifica al fuste de alabastro en el estilo corintio y lo data en el siglo II o principios del III, afirmando que procede de un pequeño templo romano. Del capitel que se encuentra situado encima de la columna de alabastro nos dice que es renacentista y de la columna de granito que se encuentra en lo alto de este capitel que es barroca, deduciendo esto precisamente del capitel de esta segunda columna.

Rodríguez nos dice que la columna de alabastro estuvo en una casa del pueblo antes de colocarse en su ubicación actual, aunque no dice en cual. De la segunda columna nos dice que procede de las casas de la Inquisición de Belalcázar y que el capitel es jónico, estimando que no es de granito como el resto de la columna sino de riolita.

domingo, 15 de agosto de 2010

Propietarios del castillo



En el número 136 de “Castillos de España” (enero de 2005), publicación de la asociación española de amigos de los castillos, Gonzalo López-Muñiz Moraga, publica un artículo titulado “La quiebra de la Casa de Osuna. Noticias de las subastas de sus castillos”.

La Casa de Osuna fue una de las más grandes de España, contribuyendo a mediados del XIX con un total de 831.450 reales. Pero esta Casa estaba con graves problemas económicos, consecuencia de sus grandes gastos y de la imposibilidad de enajenar sus bienes por el problema de los mayorazgos, unido a una pésima administración. El colofón de este desbarajuste económico lo puso D. Mariano Téllez de Girón, XII duque de Osuna, del que cuenta como excentricidades de este personaje que herraba a los caballos con herraduras de plata, o los derroches que hizo cuando fue embajador en Rusia, donde obsequiaba a las damas de la corte rusa con joyas y flores, estas últimas traídas desde Valencia y Niza en trenes especiales dotados de calefacción. Además de esto que cuenta, también he leído que tras una fiesta ordenó tirar al río la vajilla de oro que había usado.

Aunque al abolirse los mayorazgos en 1841, la Casa tuvo un pequeño respiro pues pudo vender propiedades y con ellas sanear algo su economía, lo cierto es que la situación se fue agravando y en agosto de 1863 el duque de Osuna contrajo un empréstito hipotecario por importe de 90 millones de reales e hipotecando un total de 1.408 fincas, algunas de ellas posteriormente enajenadas con la autorización de los obligacionistas, pues no eran capaces de pagarlo. De tal forma que la Casa se vio obligada en 1881 a contraer un nuevo crédito, esta vez del Banco de Castilla, por un montante de 43 millones de pesetas. Y tras esto, los acreedores, de acuerdo con el banco de Castilla interpusieron en 1884 un pleito por impago que culminó con la declaración de quiebra de la Casa de Osuna en 1894 (quejaros ahora de la lentitud de la justicia).

Comenzó por tanto el proceso de enajenación de bienes de la Casa de Osuna y entre los bienes enajenados se encontraban una serie de castillos que relaciona López-Múñiz: Arcos de la Frontera, Bailén, Belalcázar, Benavente, Chipiona, Guardo, Jadraque, Marchena, Morón, Olvera, Puebla de Alcocer, Rota, Saldaña, y San Fernando.

La mayoría de estos castillos fueron comprados para aprovechar la piedra de ellos, lo que hizo que devinieran en un estado de ruinas peor que en el que se encontraban.

Sobre el castillo de Belalcázar López-Múñiz no hace más mención que nombrarlo entre los castillos vendidos. Pero este castillo fue comprado por el que entonces era administrador de la Casa de Osuna en Belalcázar, probablemente en pago de deudas, D. Feliciano Gallego Mayoral. D. Manuel Gallego, su hijo, recibió en herencia el castillo.

Ramírez de Arellano en su “inventario monumental y artístico de la provincia de Córdoba” nos cuenta allá por 1904, que “inmediatamente después (de la salida de los franceses del castillo y de Belalcázar) empezó la destrucción del castillo por los mismos vecinos de Belalcázar, y hoy no continúa porque su propietario D. Manuel Gallego, no sólo no la permite, sino que apuntala los trozos que amenazan ruina”. Este afán de conservación por el castillo continuó con sus familiares y siguientes poseedores del castillo, pues D. Manuel se lo vendió a su cuñado D. Ángel Delgado Delgado, abogado y arqueólogo, el cual lo compró para regalárselo a su hijo D. Gabriel, el cual en 1912 publicó un libro titulado “El castillo de Belalcázar”. Diversas circunstancias hicieron que D. Gabriel se lo tuviera que vender a su hermano Rafael; y de este, a su muerte, pasó a sus hijos Luis y Rafael, siendo este último el que lo vendió hace un par de años a la Junta de Andalucía, actual propietaria del castillo.

domingo, 1 de agosto de 2010

La guerra de la Independencia en Belalcázar





El 2 de mayo de 2008 se cumplieron doscientos años del comienzo de la desdichada Guerra de la Independencia. Aquella guerra que ocupó toda España se notó en Belalcázar, la cual fue ocupada el 14 de abril de 1810 por los franceses, aunque ya en enero de ese año rondaron por el pueblo, el cual fue abandonado por casi todos sus habitantes, aunque posteriormente regresaron. Un relato de esto, basado en gran parte en Ramírez de las Casas Deza, se recoge en “Las fortalezas de Belalcázar” de Alberto León Muñoz. León cuenta en su obra como los franceses ocuparon el castillo, como destrozaron las almenas y algunos escudos, intenta descubrir las obras de acondicionamiento que hicieron en el castillo, etc… También nos habla de dos grupos resistentes a los franceses que anduvieron por nuestra zona, uno al frente del brigadier Morillo y otro al frente de un cura de Belalcázar llamado Clemente de Arribas. Nos cuenta como los ingleses conjuntamente con tropas españolas intentaron apoderarse del castillo, y del bombardeo al que lo sometieron. Por último relata como los habitantes de Belalcázar, al año de la partida de los franceses, procedieron a destruir el castillo quitando las plantas y dejando vacía la torre. También se refiere a la contribución que exigieron a los habitantes de Belalcázar y que debe coincidir con el contenido del legajo 345 del Archivo Municipal del pueblo y cuyo contenido ha sido extractado por Manuel Rubio Capilla en un artículo titulado “Dinero aportado por el pueblo de Belalcázar, durante la Guerra de la Independencia, para la subsistencia de las tropas francesas”, publicado, si no recuerdo mal en uno de los números de “Crónicas de Córdoba y sus pueblos”.


También Ramírez de las Casas Deza, en su corografía de la provincia de Córdoba da noticia de los sucesos que durante la dominación fancesa ocurrieron en Belalcázar:




"La tarde del 16 de enero de 1810 se dejaron ver las tropas francesas por la primera vez en ella. Eran sesenta dragones procedentes del ejército del mariscal Víctor que se hallaba en Almadén, e iba a entrar en Andalucía. Estuvieron pocas horas; pero los vecinos temerosos de que el ejército pasase por la villa la abandonaron, y con sus familias y efectos que pudieron llevar se fueron a las dehesas de las Alcantarillas, Cachiporra, Armijos y Madroñiz, y hasta las monjas se salieron del convento quedando apenas en el pueblo cuarenta vecinos, entre ellos los curas párrocos; mas el ejercito no pasó por allí, ni los franceses se volvieron a ver hasta el sábado víspera de Ramos 14 de abril, en que se presentaron 180 hombres para exigir al vecindario una contribución de 100.000 reales, de que solo pagó la mitad, por haber el general Desolle, que a la sazón estaba en Córdoba, perdonado la otra mitad. A últimos de mayo volvió a ir a esta villa una compañía de infantería, y el primero de junio por orden del gobernador general de la provincia se principió a habilitar el castillo para alojamiento de las tropas francesas que se posesionaron de él a últimos del mismo mes, quedando de guarnición unos 200 hombres de infantería y caballería.
El 25 de febrero de 1811 entraron en el convento de los cinco mártires de Marruecos unos 3000 españoles prisioneros con su general Virues procedente de Ebora: los oficiales estuvieron en el castillo. El 18 de marzo se alojó en el mismo convento la guarnición de Badajoz que constaba de 8 a 10.000 hombres, y los oficiales en el pueblo, donde había mas de 5.000 hombres entre franceses y españoles, por lo que era estrecha la villa para contener tanta gente.
El 6 de mayo de 1811 una división de 5 a 6.000 ingleses puso sitio al castillo que era, y lo fue en adelante, almacén general de provisiones y solo tenía unos cuarenta hombres de guarnición al mando de Mr. Charpentier, teniente del regimiento 51 de línea: colocaron las baterías hacia la fuente llamada de Ulloa, sitio alfo elevado no muy distante de la fortaleza por la parte de oriente, y habiéndole arrojado mas de 200 balas de cañón con dos de a cuatro que traían, no consiguieron otra cosa que desconchar levemente el muro de aquel lado: hicieron igualmente contra los pocos franceses allí encerrados mucho fuego de fusilería y sin mas resultado que la muerte de dos ingleses y algunos pocos heridos, desesperados de tomarlo, a las veinticuatro horas levantaron el sitio.
El 6 de junio siguiente, el brigadier D. Pablo Morillo con unos 1.000 hombres sorprendió diestramente a las once y media de la noche, a peras de la brillante claridad de la luna, a 560 franceses que componían la columna móvil del partido de la sierra. Les hizo 113 prisiones, entre ellos un capitán de dragones, y otro de infantería, y les tomó mucho equipaje; mas sin embargo del combate que se trabó, y del mucho fuego que se hizo dentro del pueblo, sucedieron pocas muertes y desgracias, pues solo murieron tres españoles y cuatro franceses, y hubo pocos heridos. Finalmente el 28 de agosto de 1812 abandonaron el castillo y el pueblo, y el 11 de septiembre entró en este una división mandada por el conde de Penne y el brigadier Morillo."

Iglesia de Villacerrada



En alguna parte leí hace tiempo que la Iglesia de Villacerrada, llamada de Santiago, se encontraba situada al noreste del castillo, dentro de la muralla. De hecho, estando en el castillo, me he acercado en ocasiones a ver si en esa zona veía algún resto de construcción, sin encontrar nada. (Tampoco es que haya mirado mucho).

No recordando donde lo había leido y pensando que podía ser en la corografía de Ramírez de las Casas Deza, he estado esta mañana en la biblioteca viendo el libro, pues las fotocopias que tenía del mismo se las he debido dejar a alguien. Y aunque no era allí donde leí aquello, si he encontrado otra referencia que indica que a juicio de este hombre la iglesia se encontraba en esa zona.

Transcribo lo que dice: “Hacia el ángulo norte oriental, sin duda para la defensa de la puerta, y abanzada mas allá del muro esterior, hay una torre de piedra berroqueña ya desmochada, á la que se pasa por un arco. En este lado se registran tambien vestigios de un silo ó almacén subterráneo, de las carnicerías, del potril, de la ermita que fue iglesia de Villa-cerrada, y finalmente á corta distancia de la otra torre, la que llaman de los Vargas, de lo que ignoramos el motivo, aunque, como ya dijimos, hubo en Bel-alcazar caballeros de este linage.”

Cuando pueda revisaré la obra de Ramírez de Arellano a ver si allí fue donde leí lo que comentaba anteriormente y que coincide con lo de Ramírez de las Casas Deza.

De todas formas, para resolver la ubicación de la iglesia será necesario, como dice León, que se hagan excavaciones arqueológicas. Mientras tanto, sólo tendremos opiniones.

Continuación



Continuando con el asunto de la ubicación de la Iglesia, Gabriel Delgado Gallego publicó en el BRAC un artículo llamado “Notas para la Biografía de D. Sebastián de Belalcázar. En él recoge que entre los fosos “y las murallas, parte de ellas romanas, no ha existido más edificación que una pequeña iglesia con su cementerio, de la que sólo queda una pared. Excavaciones realizadas recientemente nos hacen tener certeza en esto que afirmamos". ¿ÇSe refería a la casa del castillero?

jueves, 29 de julio de 2010

Ermita de Nuestra Señora de la Alcantarilla




Sobre la ermita de Nuestra Señora de la Alcantarilla, Esteban Márquez Triguero ha publicado un corto artículo en la revista “Crónica de Córdoba y sus Pueblos” del año 1994.
Hace interesantes observaciones sobre su descripción física y sobre la procedencia temporal y espacial de varios de sus elementos. Olvidándome de la descripción física, el autor relaciona el origen de la ermita con “ruinas de origen romano”, sobre las que se halla edificada. Estas ruinas, afirma que son “de un importante y estratégico poblado romano” y de él proceden dos “inscripciones latinas: Una de ellas a la entrada de la puerta principal y otra en su esquina Sur”. Encuentra elementos de un templo romano y de otro visigodo.





Las tres naves, románicas, las data en los siglos XII y XIII. La cabecera, de estilo gótico, la fecha en el siglo XV. El pórtico que rodea a la ermita fue reedificado en 1898 por la marquesa de Casariego.




Sobre las columnas afirma que alguna “presenta basamento de época romana y una de ellas tiene un magnífico capitel invertido; dos de ellos son de mármol blanco”. También nota que “en el interior hay un fuste romano de piedra de granito sobre el que descansa un hermoso y modélico capitel bien labrado y de factura visigótica”

El puente de Pellejero

En el Diccionario Geográfico Estadístico de España y Portugal de Sebastián Miñano (1826-1829) se puede leer, según recoge el cronista de Hinojosa, Luís Romero Fernández en su artículo “La imagen de los Pedroches en el Diccionario Geográfico Estadístico de España y Portugal de Sebastián Miñano” lo siguiente:

“En la mitad del camino que conduce a Santa Eufemia se halla el río llamado Guadamatilla, y en el puente de Pellejeros, que está destruido, pero aun se pasa por él…”

De tal forma, que parece ser que a principios del XIX este puente era lo que se utilizaba para cruzar el río por esa zona, siendo el único puente del Guadamatilla según resulta de lo que continúa: “En el mismo río se atraviesa para ir al Viso, pues corre de E. a N. de la población, aunque no tiene puente alguno; desagua en el Zújar en la dehesa del Madroñil”.

En cuanto al molino, pienso que debe ser bastante antiguo. Según “las respuestas a las cuarenta preguntas del Catastro de Ensenada”, en 1753 existían veinticinco molinos que se repartían entre los arroyos Zújar, Caganchas, Malagón, San Pedro, y Guadamatilla. En el Guadamatilla había un molino de Alonso de Aranda, presbítero de Hinojosa; otro de Antonio Cambrón, vecino de Hinojosa; otro de Juan Fernández de Henestrosa, presbítero de Hinojosa; otro de Sevastián Moyano, vecino de Hinojosa y otro de Juan Molero, también vecino de Hinojosa. O sea, que en el Guadamatilla, dentro del término de Belalcázar, había cinco molinos y los cinco de personas de Hinojosa.

Pero al estar en la orilla de enfrente este molino debía ser uno de los cuatro que existían en el término del Viso. Allí había los siguientes molinos harineros: uno de Pedro del Barrio, presbítero, otro de Bartolomé ¿Toril?, otro de Juan Caballero Corchado y los que quizá sean sus hermanos Manuel, Ana e Isabel y el cuarto “del convento y religiosas” de San Juan de la Penitencia de la villa de Torre Franca

Registro y Relación General de Minas de la Corona de Castilla

En la primera parte del Registro y Relación General de Minas de la Corona de Castilla, elaborado por orden del Rey N. S. por don Miguel de Burgos en el año de 1832 se recogen los registros, relaciones y despachos tocantes a minas, en que se expresan los pueblos y sitios en que se hallaron.

Ahí se recoge:

“Belalcázar. (Condado de) Por Cédula Real despachada á 29 de marzo de 1511 se hizo merced a don Alonso de Sotomayor, conde de Belalcazar, por tiempo de nueve años de todos los mineros de su condado.

Por otra Cédula dada en Wornes á 6 de marzo de 1521 se hizo merced de por vida á don Francisco de Zúñiga y de Guzman y de Sotomayor, conde de Belalcázar, de los mineros de oro, y plata, y estaño, é cobre, é azul, é azogue, y cardenillo, y bermellón, y otros cualesquier metales de las villas é lugares de su tierra é jurisdicción, pagando la décima parte a S.M.

Por privilegio dado á 10 de marzo del año de 1530 se hizo igual merced á don Francisco de Zúñiga de Guzman y de Sotomayor, e doña Teresa de Zúñiga de Guzman, su muger, marqueses de Ayamonte, condes de Belalcázar en todas la villas y lugares de su condado del obispado de Córdoba, y no fuera de él, pagando la décima parte á S.M.

En Madrid á 28 de julio de 1628. Cédula de S.M. concediendo licencia á Juan Vazquez Tamayo y consortes para beneficiar en término de la villa de Belalcazar, provincia de Extremadura, las minas siguientes: una de plomo-plata y alcohol á la caída del cerro de Brahones, en un lomo que está bajando del dicho cerro, ácia la salida del monte y parte del sur: otra de oro-plata, cobre y otros metales en la dehesa de Cachiporro, como se va de dicha villa á Monterrubio, á la mano derecha del camino, junto a las majadas que llamaban las Zahurdas de Francisco Lopez; otra de la misma clase á la entrada del monte de Cubillana, mano izquierda de la cumbre: otra de diferentes metales, y que parecía ser cobriza de plata y oro en el dicho monte de Cubillana, entre la puente de Mari Miguel y las Viñas; y otra de plata y plomo en el sitio que llamaban la Cabrera, abajo del molino que decían de Juan Velarde, por lo bajo de los Malagones, en el comedio de la presa del molino de Alonso Gomez.”

sábado, 20 de febrero de 2010

El Pilar tras la reforma






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domingo, 27 de diciembre de 2009

Castillo de Belalcázar.













Se han empezado las obras de limpieza del castillo. En el puente de la Inmaculada se había limpiado la entrada al patio de armas, descubriéndose el empedrado de la entrada. También se había llegado al nivel de suelo en el ala oeste del palacio renacentista. Al comienzo de la Navidad quise ver como iban las obras, pero me encontré con que han puesto una puerta y ya no es posible. Creo que el que no haya aprovechado para ver el castillo, ha perdido la oportunidad.

domingo, 18 de octubre de 2009

El hospital de San Antonio de Padua




Dos textos he encontrado que hacen referencia al hospital de San Antonio de Belalcázar.
El más moderno titulado “una aportación al estudio de la asistencia sanitaria: Las ordenanzas del hospital de S. Antonio de Belalcázar” es de Margarita Cabrera y ha sido publicado en el año 2002 en “Meridies”, revista del área de historia medieval de la Universidad de Córdoba.
Este texto lo introduce Cabrera relatando como en un principio los hospitales, éste entre otros, no sólo se centraban en la acogida de enfermos sino que tenían una función benéfica recogiendo mendigos, huérfanos, expósitos y ancianos. Es con el paso de los años cuando tienden a centrarse en el cuidado de los enfermos como instituciones benéficas.
Nuestro hospital es de los más antiguos del reino de Córdoba y lo poco que se sabe de él proviene de un texto de sus ordenanzas que se conserva cosido junto al folio 342 del Vol. I de la Colección de Títulos del Archivo Municipal de Belalcázar. Este documento, que es falsificado, lo data Margarita Cabrera entre los siglos XVI y XVII basándose para ello en el tipo de letra usado. Además no sólo el documento no es que sea una copia sino que es falso en su redacción ya que se fecha en 1444 y se hace constar en él que en ese año es señor de Belalcázar D. Gutierre, conde de Belalcázar. Ni en esa fecha Belalcázar era Belalcázar, sino Gahete, ni D. Gutierre era conde ya que nunca ostentó ese título.
Piensa Margarita que la falsificación fue hecha a instancias del cabildo municipal para restaurar un documento perdido y salvaguardar sus derechos de patronazgo frente a otras instancias. Sin embargo piensa que esta circunstancia no quita valor al documento, pues cree improbable que la descripción del funcionamiento del hospital no se correspondiera con la realidad.
Las ordenanzas recogen que en 1444 comienza la fundación del hospital, pero a continuación, en la ordenanza I dice que “los fundadores de dicho ospital paguen... a costa de los primeros fundadores de dicho ospital que fueron sus ascendientes,... los cuales dieron principio a su fundación el año pasado de 1398.” Por tanto en 1444 lo que debió haber fue una reanudación de las obras. Lo que deja claro Margarita Cabrera es que el hospital estaba terminado en el último tercio del siglo XV pues en él celebraba las reuniones el concejo de Belalcázar, fijándose estas para el primer lunes de cada mes. Entre los cargos del hospital estaban los patronos (alcalde, mayordomo , prioste y doce diputados) que controlaban el hospital desde fuera y los que cuidaban el funcionamiento interno del hospital (hospitalero, escribano, enfermeros, cocineros, capellanes, sepultureros, etc...)
Los patronos eran elegidos el día de Santa María de agosto. El prioste y el alcalde tenían que ser casados. El prioste era el intendente y el alcalde visitaba el hospital tres veces al año supervisando al hospitalero. El alcalde junto con los diputados estaba al cargo de la administración económica vigilando la venta de los productos agrarios obtenidos en tierras del hospital en pública subasta.
El hospitalero era una figura equivalente al actual director, y entre sus funciones estaba la de despedir a los pobres transcurridos tres días de estancia en el hospital, salvo si padecían alguna enfermedad grave.
El capellán era designado por los condes de Belalcázar entre una nómina de tres o cuatro que no fueran de los seis que servían en la iglesia parroquial. En las ordenanzas se recogen los sueldos de todas las personas que trabajaban en el hospital y entre los recursos de la institución estaba en primer lugar los ingresos procedentes de los fundadores. Además tenía un patrimonio que debía de venir de donaciones de particulares, proviniendo una parte de una donación que hicieron al concejo María Alfonso, “la Carnicera” y “la Torrosa”, pasando luego estas tierras del concejo al hospital. Otra fuente de ingresos eran las limosnas que se recogían para repartir entre los pobres y los enfermos en la capilla del hospital.
El otro autor que trata sobre este antiguo hospital es Ramírez de las Casas-Deza en su Corografía de la provincia de Córdoba. Al ser corta su exposición la reproduzco literalmente:
“En la plaza esta situado el hospital de S. Antonio de Padua que se principió en 1398 y se concluyó en 1454. Fueron sus fundadores Francisco y Alonso Cuadrado y Nayo hermanos, Bartolomé de Medina, Francisco Bravo, y Antonio Palomo. Según sus constituciones que fueron aprobadas por el maestre D. Gutierre de Sotomayor en 1454, no era limitado el número de enfermos; mas ya en 1808 solo conservaba seis, y actualmente, por haberle faltado las rentas, sirve de hospedar pobres transeúntes habiéndose convertido en un cotarro.
En el libro donde se asentaban los oficiales que anualmente elegía la hermandad de Ntra. Sra. De Gracia de la Alcantarilla, se nota desde el año de 1659 hasta el de 1666 inclusive, que la tal elección se hacía en la parroquia del Sr. S. Antonio de esta villa, siendo así que no se conserva memoria alguna de que haya sido parroquia: acaso serviría de tal provisionalmente por alguna causa que impidiese usar de la de Santiago.
La capilla que tiene este hospital, además de la iglesia, sirve a los hermanos de la escuela de Cristo desde 1676.”
Dos cuestiones me surjen tras leer estos dos textos:
La primera es que Cabrera cuando transcribe las ordenanzas copia como fecha “en ocho días del mes de henero del nacimiento de Nuestro Saluador Iesu Xpto. De mill y quatrocientgos y cuarenta y cuatro, estando…”
A continuación se recoge “quel dicho hospital quede perfecto y acabado dentro de seis meses y que se guarde…”
Y en el capítulo XXXVIII se recoge: “Otrosí hordenaron y mandaron que estas ordenanzas se confirmen aviendo oportunidad para su mayor firmeza y autoridad por ordinario de este obispado y en el entretanto les suplique a su señoría el magnifico y muy ilustre señor D. Gutierre de Sotomayor, conde de esta villa, las confirme.”
Parece que las fechas de 1454 y 1444 se refieren a los mismos hechos. Probablemente uno de los dos autores haya leído mal el documento, el cual tiene partes borrosas y esto puede haber inducido a confusión a uno de los dos.
Por otra parte, Ramírez y las Casas Deza recoge quienes fueron los fundadores. Cabrera no dice nada de ellos, pero en el capítulo I de las ordenanzas se dice que “los primeros fundadores de dicho hospital que fueron sus ascendientes, cuyos nombres están puestos en la oja antes desta,”
Es decir, que existe o existió una primera hoja en la que constaban aquellos que habían comenzado la fundación en 1398. Esta hoja no la transcribe Cabrera, quizás porque ya no exista y es posible que los nombres los haya obtenido de ella Ramírez. Habrá que estar a ver si se puede consultar el documento, cosa fácil en otros pueblos y complicado en este.

martes, 29 de septiembre de 2009

Presa Romana de Torretejada



En el arroyo de Torretejada se sitúa una presa romana. Sobre ella, Rosa María Romero Corral hace un pequeño trabajo muy interesante para los que queremos conocer la historia local de Belalcázar. Este trabajo se recoge en el número 6 de Anales de Arqueología Cordobesa, correspondiente al año 1995, del Área de Arqueología de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba. (http://www.arqueocordoba.com/publ/anales/anales06/6.10_noticia.pdf)
Esta presa, que tuvo uso agrícola, se sitúa al final de una zona de granito y se construye sobre una base de materiales carboníferos. La presa mide 38 metros y tiene una altura máxima de 2,5 metros. Tiene dos aliviaderos de 1,1 y 1,2 metros de ancho.
Los restos de muros que hay en los alrededores le hace afirmar que existía una villa que data desde la segunda mitad del siglo I hasta el siglo III d.C. Esta villa la sitúa dentro del radio de acción de Baedro.
Termina el trabajo de Romero con un esquema geológico de la presa, un alzado planta y reconstrucción ideal de la presa y un alzado topográfico de la zona donde se ubica, además de tres fotografías que sustituyo por las que se encuentran en este enlace.