domingo, 15 de agosto de 2010

Propietarios del castillo



En el número 136 de “Castillos de España” (enero de 2005), publicación de la asociación española de amigos de los castillos, Gonzalo López-Muñiz Moraga, publica un artículo titulado “La quiebra de la Casa de Osuna. Noticias de las subastas de sus castillos”.

La Casa de Osuna fue una de las más grandes de España, contribuyendo a mediados del XIX con un total de 831.450 reales. Pero esta Casa estaba con graves problemas económicos, consecuencia de sus grandes gastos y de la imposibilidad de enajenar sus bienes por el problema de los mayorazgos, unido a una pésima administración. El colofón de este desbarajuste económico lo puso D. Mariano Téllez de Girón, XII duque de Osuna, del que cuenta como excentricidades de este personaje que herraba a los caballos con herraduras de plata, o los derroches que hizo cuando fue embajador en Rusia, donde obsequiaba a las damas de la corte rusa con joyas y flores, estas últimas traídas desde Valencia y Niza en trenes especiales dotados de calefacción. Además de esto que cuenta, también he leído que tras una fiesta ordenó tirar al río la vajilla de oro que había usado.

Aunque al abolirse los mayorazgos en 1841, la Casa tuvo un pequeño respiro pues pudo vender propiedades y con ellas sanear algo su economía, lo cierto es que la situación se fue agravando y en agosto de 1863 el duque de Osuna contrajo un empréstito hipotecario por importe de 90 millones de reales e hipotecando un total de 1.408 fincas, algunas de ellas posteriormente enajenadas con la autorización de los obligacionistas, pues no eran capaces de pagarlo. De tal forma que la Casa se vio obligada en 1881 a contraer un nuevo crédito, esta vez del Banco de Castilla, por un montante de 43 millones de pesetas. Y tras esto, los acreedores, de acuerdo con el banco de Castilla interpusieron en 1884 un pleito por impago que culminó con la declaración de quiebra de la Casa de Osuna en 1894 (quejaros ahora de la lentitud de la justicia).

Comenzó por tanto el proceso de enajenación de bienes de la Casa de Osuna y entre los bienes enajenados se encontraban una serie de castillos que relaciona López-Múñiz: Arcos de la Frontera, Bailén, Belalcázar, Benavente, Chipiona, Guardo, Jadraque, Marchena, Morón, Olvera, Puebla de Alcocer, Rota, Saldaña, y San Fernando.

La mayoría de estos castillos fueron comprados para aprovechar la piedra de ellos, lo que hizo que devinieran en un estado de ruinas peor que en el que se encontraban.

Sobre el castillo de Belalcázar López-Múñiz no hace más mención que nombrarlo entre los castillos vendidos. Pero este castillo fue comprado por el que entonces era administrador de la Casa de Osuna en Belalcázar, probablemente en pago de deudas, D. Feliciano Gallego Mayoral. D. Manuel Gallego, su hijo, recibió en herencia el castillo.

Ramírez de Arellano en su “inventario monumental y artístico de la provincia de Córdoba” nos cuenta allá por 1904, que “inmediatamente después (de la salida de los franceses del castillo y de Belalcázar) empezó la destrucción del castillo por los mismos vecinos de Belalcázar, y hoy no continúa porque su propietario D. Manuel Gallego, no sólo no la permite, sino que apuntala los trozos que amenazan ruina”. Este afán de conservación por el castillo continuó con sus familiares y siguientes poseedores del castillo, pues D. Manuel se lo vendió a su cuñado D. Ángel Delgado Delgado, abogado y arqueólogo, el cual lo compró para regalárselo a su hijo D. Gabriel, el cual en 1912 publicó un libro titulado “El castillo de Belalcázar”. Diversas circunstancias hicieron que D. Gabriel se lo tuviera que vender a su hermano Rafael; y de este, a su muerte, pasó a sus hijos Luis y Rafael, siendo este último el que lo vendió hace un par de años a la Junta de Andalucía, actual propietaria del castillo.

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