jueves, 2 de septiembre de 2010

Carta de un emigrante a Indias






CARTAS PRIVADAS DE EMIGRANTES A INDIAS

Autor

OTTE, ENRIQUE

Editor

ORGANISMOS OFICIALES DE LA ADMINIST

Isbn

8450578035

Clasificación

Historia de América









348.

El bachiller Jiménez Cuadrado a su cuñado Alonso de la Torre, en Belalcázar.

Cartagena, 28.IV.1590

Sebastián, hijo de Clara Jiménez, me trajo una carta suya, y me holgué de saber de su salud y de la de mi hermana, y de lo que en esos negocios del puerto habían pasado. El me ha contado lar­gamente lo que ha habido acerca del patronazgo, y pues Nuestro Señor quiso llevarse a nuestra hermana, no quiero que Diego de Medina goce más de mis casas, sino que se arrienden, y le echen de ellas. Al padre Morgado le escribo sobre ello, y lo que valiere el alquiler se dé a mi tía Marina Morillo, y tendrán cuidado de acudir al padre Morgado, para que lo haga, que por hacerme mer­ced tendrá este cuidado. Mucho me holgué le diese los ochenta pesos Alonso de Benavides; él lo hizo como me lo prometió, y yo fié de él. En esta flota envío con Gaspar de Perales, mercader, grande amigo mío, ciento y cincuenta ducados, de los cuales envío dos conocimientos para que se cobren. Va pagado de esto los derechos y averías y de todo lo demás que podía pagar. Y así se los ha de dar sin faltar blanca, como lo dicen los conocimientos. Estos envío, porque me escribió está imposibilitado para poder venir. Con esto se despachan luego, y gastarán lo que fuere necesario para su venida, la cual pongan por obra luego y se vengan, porque lo deseo mucho. Gaspar de Pe­rales lleva muy encomendado y encargado, si hubiere menester alguna cosa más para su venida, lo dará. Y así acudirán a él cuando se vengan a Sevilla, que él lleva orden mía de ayudarles lo que fuere menester. Y esto se haga en esta primera flota. Y pues saben, como se lo tengo avisado, que yo no puedo ir a España, porque, como eché la mayor parte de mi hacienda en casas y otras que labré, no me es posible venderlas, si no es con mucha quiebra de lo que me han costado, y demás de esto parece que ya yo estoy aquí asentado, y me hallo bien. Deseo, hermano, verle aquí con mi hermana, tanto que me parece que no los he de ver. Y aquí no tengo ningún pariente, aunque ten­go muchos amigos, y tengo necesidad de persona que mire por mi hacienda y por mí; porque estoy cansado, y querría quitarme de cuidado. Sebastián es muchacho, y no es para lo que yo lo he me­nester. Tiene dos negros, que andan a jornal. Parece virtuoso, no sé lo que será delante.

Podrán vender el colmenar, porque no es hacienda para dejarla encomendada a nadie, y re­cogerá lo que más pudieren, para emplearlo. Y si pudiere traerse consigo alguno de los hijos de mi prima Marina Sánchez, lo procuren, cuando saquen licencia en Madrid. También la pueden pro­curar para él, y si sus padres no tuvieren que darle para el viaje, ayúdenle en lo que pudieren. Y le ruego no me escriban con ninguno de Belalcázar, porque me tienen tan enfadado y cansado, que aunque el hombre hace lo que puede por ellos de tenerlos los ocho y los quince días en su casa, son tan desvergonzados algunos que piensan estarse un año, y si les digo algo, se enojan de manera que recibo pesadumbre, y para quitar esto no hay para qué encomendarme a ninguno. Tenga cuenta con tiempo de acudir a Sevilla y de hacer el despacho y lo que han menester, y acudir a Mi­guel Hurtado y al señor Perales, corno tengo dicho. Y no envío más de esos ciento y cincuenta du­cados, porque no ando muy sobrado de dineros. Que con aquella venida del inglés perdí mucho, porque me derribaron unas casas, y me cupo una buena cantidad de lo que se le dio, y aún tomé parte de ello prestado, y lo he ido pagando, porque le certifico me costó más de nueve mil pesos la burla. Y por esto no envío a mi tía nada; hacerlo he con la primera flota.

A todos les beso las manos, y al señor Juan de la Torre, su padre, y a mi hermana me enco­miende, y le diga no reciba pena de dejar su tierra y deudos, pues viene con él y a estar en mi com­pañía, que, placiendo a Dios, acá nos avendremos bien. Cristo con todos. De Cartagena, y de abril 28 de 1590

el bachiller Jiménez Cuadrado

(A Alonso de la Torre, mi cuñado, en la villa de Belalcázar). (I.G. 2099)

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